domingo, 14 de mayo de 2023

 https://www.lavozdegalicia.es/noticia/carballo/2023/05/13/span-langgllea-os-10-relatos-premiados-contos-primavera-2023span/0003_202305C13C6996.htm

Hudini

El disgusto fue mayúsculo. Hudini, el gato de la abuela, lo había hecho otra vez. El tío félix y yo fuimos a buscarlo a la casa del general chopengüaher. Esta vez fuimos armados. El ama de llaves, una mujer bizca, nos dejó pasar sin moverse de la puerta y con una ceja levantada. 

Hudini era la viva imagen de un marqués en el sofá de piel . Frente a él una pajarera con colibríes, jilgueros y la última adquisición del general: dos cacatúas. 

Un loro de plumaje colorido y divertido les enseñaba español, mientras Hudini se relamía con los ojos. Interrumpió la clase para dirigirse a mí y al tío Félix.

- Ustedes dos salgan de mi vista si no, si no -dijo el loro dejando la amenaza temblando en el aire.

- Oscar -me dijo el tío Félix- dispare y empiece por el loro, que es el bufón del general, ¡un descarado!, yo le secundaré ¿a qué espera? 

Hudini se puso de pie y se pegó al cristal de la pajarera mientras estiraba sus patas y brazos como si fueran de plastilina, intentando protegerla a toda costa.

- No se les ocurra- gritó Hudini- ¡fuera, fuera, fueraaaa rufianes! 

- Hudini, ¿ cómo te atreves, insolente?¡ quítate del medio!- vociferó el tío Félix con postillas en sus rodillas.

 El rifirrafeno acabó de un plumazo con la entrada del general acompañado por la abuela, que nos cogió al tío Félix y a mí por las orejas. Hudini ronroneaba a paso ligero por si acaso.

Sonrisas mil

sábado, 6 de mayo de 2023

Cuestión de suerte

 Pasé mi infancia con un pez color plátano y su palmera verde estridente. Mi único pasatiempo era mirar al pez girar y girar. Cuando este entendió que no tenia escapatoria se rindió. Nos arrojaron juntos, al pez muerto y a mí, por el váter y desembocamos en el mar. El pez fue devorado por otro más grande. Yo continué mi existencia en el lecho del fondo abisal. No sé cuanto tiempo viví en esa oscuridad aterrorizado por peces mostruosos con ojos fosforescentes. Las corrientes abisales tallaron mi figura, de mineral insípido a poliedro irregular. Por suerte el mar, un día de alerta roja con mareas muy vivas, me expulsó de la oscuridad abisal a una pequeña cala. Alli viví mecido por las olas y cantos rodados que me rozaban con intenciones amorosas. 

En mi madurez una madre, permisiva, dejó a su hija que me llevara en su cubo de playa. La niña me olvidó en una caja de cachivaches y me hice  mayor.

Pasaron años y la niña, con veinte años, me rescató de la  caja y me llevó a  su clase de geología. Su profesor me examinó. Después en su taller me pulió. 

Ahora disfruto de  mi jubilación detrás de un escaparate blindado de una joyería importante. Mi nombre es diamante con letras mayúsculas.

Sonrisas mi.

 Nolis

viernes, 5 de mayo de 2023

Deberes (de vida)

 

Deberes (de vida)

 

En la sesión de ayer, el doctor me puso deberes. Consideró que, si lo que realmente me preocupa, me obsesiona, hasta el punto de impedir que siga adelante, es algo sucedido en el pasado, que no sé encontrar, debería afrontarlo, y que si tengo cuentas pendientes, debería abrir esos cuadernos que tengo guardados en casa. “Bien, retoma tus diarios, léelos, y tráeme un resumen”, me dijo.

Pero hoy no he podido. De verdad, no. Y, además, creo que no sería sincera, aún no. En un resumen rápido todo estaría mezclado, el hoy, lo que pasó ayer, hace un año, hace veinte, hace treinta.

También pensé, mejor mentirle y fabular, imaginar lo que me gustaría haber sido y quizá fui, o no. Podría partir de datos ciertos, que no tengo que buscar en un cuaderno, y a partir de ahí hacer mi propia película. Pero, eso sí, empezaría diciéndole: ojo, puede que lo que diga no sea exacto, no sea exactamente lo que sucedió. Pero si no pasó, debería haber pasado.

Todo lo que encierran esos diarios es tan bonito. Y lo es porque fue así. Es tu vida, el material que tienes para construir la historia, la historia de tus padres, de los niños de la escuela, de las abuelas, de la calle, de la aldea, de tus profesoras, del colegio, de los viajes, los amores, las risas … No puedo hacerlo así, por obligación. Hay que saborearlo, disfrutar de esa nostalgia.

                          

Bueno, acabo de intentarlo. He abierto el primer cuaderno. Pero no puedo hacerlo, el resumen que me pidió. ¡No entiendo la letra! La mía, la de entonces. Y a veces no sé bien a quien me refiero cuando hablo de alguien. El resumen no estará listo para la próxima sesión. Sólo puedo decirle que necesito más tiempo. Los deberes, la tarea que me puso es muy bonita, como para cumplirla así, rápido, un aquí te pillo aquí te mato. Mejor morirme en ella, dulce y lentamente.

 

Segunda parte

 

La paciente relata la difícil relación con su madre, lo expresa de forma estereotipada, llena de tópicos psicológicos.

 

-¿Por qué crees que la relación con tu madre era difícil?

-Bueno, así lo siento, ahora que mi madre lleva muerta muchos años, pienso que yo no la he querido como debería hacerlo cualquier hija.

-¿Cómo crees que debería quererse a una madre?

-Incondicionalmente. Igual que una madre a su hijo.

-Pero, ¿cómo en concreto? ¿qué gestos son muestra de un amor incondicional?

-No lo sé. Ayer me vino a la cabeza un recuerdo. A mi madre le encantaba comprar flores frescas. La veo ir con ellas en la mano, caminando hacia casa, llegar, colocarlas en un jarrón, separarse, y mirarlas, lo bien que quedaban. Y tengo el recuerdo de un día, verla venir hacia mí, en la calle en la que vivíamos, yo esperándola en el portal de casa, ella viniendo con las bolsas de la compra, y un ramo en el brazo. Y no sé por qué, pero recuerdo que, entonces, se me dio por pensar que, alguien, podía habérselas regalado. Y no sé tampoco por qué, pero, de repente, entonces, tuve miedo, miedo de que se las hubiera regalado un hombre, otro, no mi padre. Y verla aparecer por la esquina, en la calle, verla entrar en casa, con las bolsas, las flores, y que ella se quedara allí, fue un alivio. En mi mente de niña, el que mi madre se fuera y no volviera era… aterrador!

-Recuerdo otro día en el que la profe Elena nos había mandado llevar a clase de manualidades cajas de cerillas, sin explicar el motivo, el para qué. Se lo dije a mi madre al llegar a casa. No me las compró, y no las llevé a clase. Mi madre se negó a gastar dinero en unas cajas de cerillas, dijo que ya tenía un mechero en la cocina. Yo, sin mala intención, así se lo dije a la profe, y ella, muy enfadada, cogió y bajó a la calle, y compró las cajas de cerillas, para mí, para que yo hiciera la tarea como los otros niños, a los que sí les habían comprado las cerillas. Hicimos con ellas un puzzle, lo recuerdo perfectamente, utilizando el dibujo, la columna chistosa, de una pareja que salía en la revista Lecturas, o Semana, no sé bien. Creo que la señorita Elena me quería mucho.

-Descubriste así que tu profesora te quería. Y como tu madre no te compró las cerillas para llevar a clase, llegas a la conclusión contraria: no te quería.

-Puede ser. De todos modos, mi madre era poco pedagógica, que se diría hoy. Nos apuntó, a mi hermana y a mí, a una asociación que había en nuestra calle, que organizaba actividades, cursos, y no nos llevó ni una sola vez, a ninguno. Ella era así, un poco caótica.

-Y en cuanto a las flores, a la posibilidad de un regalo de otro hombre, de un amante, tu madre, ¿los tuvo?

-¡Buf! creo que no.

-¿Por qué dices que no?

-Bueno, me resulta difícil imaginar a mi madre en un encuentro clandestino, la verdad.

-Piensa en ello. Piensa en por qué se te ocurrió que las flores fueran en realidad un regalo.

-Creo que mi madre era feliz cuando tenía flores frescas en casa, nunca pensé que tuvieran otro significado, más allá de la pura belleza, de adornar tu lugar favorito, del placer de mirar para ellas, sentada desde tu sala, haciendo otras cosas. No creo que las flores vayan más allá. No hay historia detrás.

-Pero, entonces, y ¿ese miedo al abandono?

-Sí, ese miedo me sorprende. Tengo que darle vueltas.

 

-He pensado en lo que me dijo, y, salvo ese día de las flores, no recuerdo haber sentido nunca ese miedo, a que mi madre se fuera. Creo que nunca sentí lo que llamó miedo al abandono. Más bien al contrario, cuando crecí, tuve unas enormes ganas de irme yo de casa. Y lo conseguí, me fui, primero a los 17, a estudiar fuera, y luego a los 23, a trabajar, y tardé muchos años en volver a ver a mi madre con frecuencia, a convivir con ella. Querer irse no fue un deseo frustrado, que me haya dejado un trauma, creo. Y creo que tampoco nunca hubo ningún intento serio de separación entre mis padres, que ninguno de ellos fuera a dejar nuestra casa. Aunque no se llevaban bien, cuando mi padre murió, de repente, mi madre lloró, amargamente. Y no era una mujer muy sentimental. No lloró cuando murió su madre. No, si hubo un abandono, fue el mío. Yo me fui, a vivir, y viví mucho, intensamente, fuera de casa, y no me arrepiento, a ciertas edades tienes que crecer y dejar el nido.

-Debo decirle que el otro día, al salir de la consulta pasé delante de una floristería, pero no me detuve a comprar. No me gusta comprar flores, prefiero cogerlas yo, cuando paseo. Pero vi a un hombre comprándolas, un ramo precioso, y lo vi sonreír, y me pareció que era feliz y que estaba ilusionado, con su ramo. Se fue por la acera, no sé si hacia su casa, o hacia otro lugar, no sé si para encontrarse con alguien. Sólo sé que quien lleva flores es porque quiere, porque quiere a las personas, a aquéllos con los que va a encontrarse, para quien las compra. Y mi madre las traía a nuestra casa. Pensar eso me llena hoy de una alegría inmensa. Aunque no sé si soy capaz de expresar bien todo lo que eso supone para mí, hoy. Hoy soy más feliz con el recuerdo. ¿Me entiende?

-Perfectamente.


                                                                                                María Vázquez

jueves, 4 de mayo de 2023

TELE- CONTROL


TELE-


Telé-fono, tele-móvil, tele-visor, tele-visión, tele-adicción, tele-control…

1. WHATS?

7h….

Soa.  Son…son…son… 

E alto, moi alto, máis alto, moito máis alto… 

Esperto…Sobresalto!!, Salto!…  A salto, re salto, contra o alto…

Érgome, apuro, esvaro, caio, non chego… 

Temor-Medo-Pánico-Terror…

De Bradicardia a Taquicardia

Preocupación…Obsesión

Tensión… Presión

Articulación- dedos- presión, dor

Presión mental, corporal, dixital, tal, tal,tal…

Doume présa, a présa…depresa… con présa, con moita  presa.

Que me apresa?

Que é?

2. ESQUECEMENTO 

      Loitar contra o esquecemento…

Facer: lista da compra, lista de tarefas, de recados, de amigos, de convidados, de contactos, con tacto,  sempre con tacto, con moito tacto, tacto… Táctil, táctil, táctil…

Anoto: Citas, citas médicas, 

Anoto: Datas de exames, de clases, de viaxes, de festas, aniversarios, cumpreaños, agasallos, 

Anoto que teño que anotar…No móbil, in móbil, des-móbil, des -mobil-izar…  Izar a man dereita  baixo a palma da esquerda e berrar: 

"Tempo morto".... 

3. CONTROL 

Control… descontrol, con control, sen control, para o control, trol, trol, trol…

Olaa!...

Bo día, boa noite!

Que bonita… a foto de onte!

Parabéns!

Grazas!

Como vai a vida?

Como estás?

Onde estás?

Cando nos vemos?

Non contestaches a miña mensaxe…

Hai alguén aí?

Non estaba "operativa"

Estaba "apagada" ou Fóra de  cobertura.

E logo, onde estabas?

Estaba en.... Silencio.

4. APPS

Pero non se confundan…señoras e señores…

Sempre estamos "redis" para ofrecerlles aplicacións, accións, accións

e temos, temos de to, to, to,  de to, de todo: 

Tuenti, Twitter, Facebook, Telegram, Instagram, Messenger, Youtube, Tinder... e  Tik-Tok, Tik-Tok, Tik-tok, Tok, Tok, Tok…

E hai de todo en Amazon, zon, zon, zon, zon, zon...

Mensajes de texto, de vídeo, de audio, de olfato, de gusto, de tacto e de voz, de voz, de voz, de voz, voz,  voz, voz…

E fotos, e fotos, e fotos.

E vídeos, e vídeos, e vídeos.

E post, post, post, post,  post, post…

Que pos?

Pois poño post, postcads, emojis, emoti conos, gifs, cariñas, debuxos, bichiños, cousiñas, de to, de to do..

E música, música, música si… Con música, mellor, mellor, mellor, moito moito mellor …

É a realidade virtual, tual, tual  tual, tal, tal e tal…

E pregunto… queres vir comigo ao "mundo virtual", actual, que xira e xira, mal, mal, mal, moi mal, fatal…

E repito... queres vir-tu-al mundo virtual, virtual, tual, tual…tal, tal, tal e tal…

E agora que o penso:  xa está, xa estou, xa estás, xa estamos, xa estades, xa están…

Conectadas  no  WHATS -APP, APP, APP, APP!!! 

E todo sigue igual, igual, igual…

Normal?


Bego

(3-Maio-2023)














Paseo por la nostalgia

 Una rebanada de pan embadurnada con crema de cacao


dejaba manchones en la boca como una acuarela.


En el colegio la madre Amor impartía


sus clases de voleibol. Nosotras de chándal,


ella con hábito gris. El silbato blanco


colgaba de su cuello como una penitencia.


Ver que en la serie V los extraterrestres comían ratones vivos y


se rasgaban la piel de la cara como esdrújulas.


Reprimir la risa


en las líneas del cuaderno como colonia infantil.


Crecer en cada cumpleaños como una odisea.


Ruborizarse todavía con setenta años como una epopeya.


Buscarte en el espejo y


encontrarte en el reflejo como en el escondite.

Sonrisas mil

Nolis


miércoles, 3 de mayo de 2023

A MULLER DA AUGA

           

          Eu nacín en Marce, perto da presa dos Peares, alí onde se atopan os tres ríos: o Cabe, o Miño e o Bubal, e cada un reparte as augas cos outros, aínda que o Pai Miño siempre leva a meirande ganancia. Medrei ao pé da auga, sempre entre os tres ríos que eran o triángulo perfecto da miña vida. Como me gustaba tanto estar no río, meu pai dicía de min que parecía unha flor da auga.

          Nunca pensei en marchar de alí, pero ao faltar meu pai, miña nai tivo que botar moitas contas para sacar adiante os meus irmáns  pequenos, e, xa apenas sen pan nen iscos que levarnos á boca, decidimos que o mellor era que eu, que xa era unha mociña rexa e forte coma un buxo, fora servir na Casa Grande da Míllara.

          Foi alí, onde, sendo xa a criada do pazo dos Señoritos da Míllara, coñecín un dos lugares máis fermosos que recordo. Despois de rematado o traballo na casa, pasaba as tardes a percorrer os camiños da contorna. Aquela tarde ía polo carreiro que remataba no Monte Castelo; un carreiro ben xeitoso, rodeado de vellos carballos e castiñeiros que convidaban ao sosego e que no verán ofrecían a súa agarimosa sombra a quen por alí se aventuraba nos días calorosos. 

          Ao remate do camiño, xa no alto do Castelo, o Miño semellaba deitarse nunha ampla curva e mostraba toda a súa líquida abundancia para calmar a calor de quen ata alí chegara. Moitos contaban que aquel era un lugar especial de descanso e eran moitos os animais e as persoas que se achegaban ao pé do río para saciar a sede. Tamén había quen dicía que moitos dos que ata alí chegaban non retornaban, que había algo ou alguén no fondo do río que… Eu pensaba que non deixaban de ser lendas ou faladurías sen moito fundamento.

          Coa seca persistente desde últimos anos, no verán, do río emerxía toda clase de árbores e vexetación que firme e senlleira asomaba despregando a súa exuberancia.

Unha destas árbores era unha estraña figueira  que ancoraba as súas raíces dentro do río e cuxos froitos, unhas béveras negras e brillantes sobranceaban e parecían pendurar da auga escura.

          Aquel día, o río levaba menos auga que de costume, e podíanse coller os froitos sen perigo. Achegueime á beira, collín, mordín mal e, foi entón cando a vin. Aquela figura semellaba unha muller; a súa cara estaba cuberta dunha pel forte e curtida, de cor morena escura e cuberta como de escamas, que escintilaban coas raiolas do sol. Ao achegarme a ela, os meus ollos non eran capaces de manter a súa mirada.Tiña case  medio corpo fóra da auga e extendía as súas mans cara a min. Sen pensar fun entrando na auga. Cando xa me cobría a cintura, mirei  cara  o fondo… Non tiña pernas, o seu corpo remataba nun so apéndice semellante a unha cola de peixe. Achegaba a min cada vez máis as súa mans, unhas diminutas mans cubertas tamén de escamas e dunha cor verdecente. Extendín os brazos e sen poder controlar apenas os meus movementos, toquei as  súas mans coas miñas… Sentin como premía nas miñas bonecas, despois nos meus brazos, e pouco a pouco fun deixándome levar… Non podía soltar aquellas mans que me levaban cara o  fondo… Sumerxida xa totalmente nas augas, deiteime no leito do río e sentín que comenzaba a respirar dun xeito plácido e acompasado. Entón debín adormecer.  


         Cando acordei, estabamos aos pés da figueira, xa  formando parte das súas raiceiras, ela sostendo aínda as miñas mans entre as súas que xa eran parte das ponlas da árbore, que agora deixaba ver un novo froito, apetecible e tentador. 


Bego
(26-Abril-2023)

MIRAR O MAR

  MENSAXE NUNHA BOTELLA

  Para ti,  que agora les estas liñas...

          Cada día o primero que ven os meus ollos é o mar, máis que un mar, un enorme océano. Un océano que nos separa, pero que tamén nos une, que nos fai sentirnos pequenos seres que viven e afrontan o día a día dun e doutro lado da súa inmensidade, como iguais a pesar da distancia que nos separa.

          Todas as tardes baixo a pasear a carón do mar.  Os camiños están agora inzados de plantas, de flores e de herbas… Marca o noso devagar, especialmente a herba de namorar; está fermosa e chea de floriñas violetas.   Seguindo a senda coñecida, bordeamos penas, furnas e illotes, que ofrecen cada día unha nova cara, cando as ondas as inundan e o sol as adora. Esas penas  rodean unha pequeña península, que eleva imponente o máis vello Faro do mundo, que ainda hoxe en día sirve de guía a pescadores e mareantes, e incita aos que aquí veñen a elevarse ata o cumio, e,  se cada e se non hai brétema e o día está solleiro, poder ver  as costas de Irlanda.

          Hoxe, o mar está en calma,"calma chicha", como din os mariñeiros, e contaxia a súa tranquilidade, ata o punto de convidarnos a botarse a andar, si, camiñar despacio por enriba da auga e deixarse impulsar polas pequeñas ondas ata achegarse á outra beira, tentando descubrir o que hai por tras da liña recta e uniforme que conforma o horizonte, ás veces tan distante  e outras tan perto de aquí. 


          Pero teño que me conformar con mirar, so con mirar o Mar!

          Cada mes de abril, cando xa os días son máis longos e a primavera entra xa case na súa plenitude, penso, ou tal  soño, … con embarcar nun deses pequeños barcos de pesca que repousan na Praia das Mapoulas. Pero, non sei para onde hei de ir, nen que rumbo tomar, se non sei navegar…

          E teño que me conformar  con mirar, so con  mirar o Mar!...


          Por iso é polo que escribo estas liñas. Eu non poderei,  pero elas si, elas si  que tentarán transpasar o océano, como se poideran levar, dentro desta botella na que van, toda a intensidade e a forza que derrama o mar.

Non sei que camiño tomará, ou se alguén a vai atopar, nen sei onde chegará (a Irlanda tal vez), ou se cadra rachará…Pero quero seguir a soñar…


          E,  se ti, agora les estas liñas, quérote convidar a que te deixes levar polo vento, polo vaivén das ondas e polo son do  mar… E se podes, ou se sabes,  ou se queres… navegar…

          Xunto ao vello Faro de Hércules, cada tarde, estarei a agardar…


E  se non… conformarémonos con seguir mirando o Mar!…



Bego 

(19 - Abril -2023)

PARA TI... CARMIÑA

           Nacín en Salamanca no ano 25, miña nai galega, meu pai salmantino. 

Desde moi nena devoraba libros e aos 8 anos algún conto xa  escribía. Era unha pasión, una necesidade vital que sentín moi axiña

Estudiei Filosofía e Letras e as letras acompañáronme toda a  vida.

Con 25 anos cheguei a Madrid e da man de Ignacio Aldecoa, coñecín a Josefina, tamén a Rafael (Sánchez Ferlosio) con quen  5 años despois casaría. O ambiente literario da capital  deume forza e enerxía. 

No ano 1956 naceu Marta, a amor da miña vida.

E comecei a escribir e a escribir… e ata a morte xa non pararía.

Entrei en El balneario (1955),  un plácido lugar no que buscaba amor e compañía.

Daquela as mulleres contemplabamos a vida Entre visillos (1958), comentarios e confidencias soas e a escondidas.

Nunca Postguerra triste, vivíamos a Ritmo lento (1963) fiando silencios e Retahilas (1974)

Buscáballe sentido á vida e a dor nos Fragmentos de interior (1976) e como Ana Frank, tamén vivín algún tempo en El cuarto de atrás (1978), un lugar ao  que non votaría.

Os premios  foron chegando e fun a primeira muller en obter  o Nacional de Narrativa.

No ano 1985,  coa  morte da miña filla, vivían a peor das pesadillas. Rompínme por dentro e sentín que morría…

Custoume  moito retomar a escrita, e despois dunha viaxe a Nova York, convertín a  Sara Allen, unha nena moi especial , en Caperucita, (quizás lembrando á miña meniña?).

E  Caperucita en Manhattan (1990), unha versión moi  libre sobre o famoso conto convertiuse na miña novela máis lida.

Seguín tendo días moi grises e a Nubosidad variable (1992), instalábase de cando en vez no día a día… 

Lembrando outro relato infantil, en  La reina de las Nieves (1994), rendinlle homenaxe á miña filla.

Sempre loitei por entenderme e entender a vida e con Lo raro es vivir(1997), tentei explicar aquilo que eu non comprendía. 

Irse de casa (1998)  supuso unha ruptura co mundo no que subsistía… 

E mentres escribía  Los parentescos, a morte chegou, intempestiva e fría.

(Da publicación de esta obra encargaríase a miña irmá Ana María).


Tamén  escribín teatro, moito ensaio e poesía.  Pero iso, se queredes, podo contárvolo outro día...


Bego
 (12-Abril-2023)

INSTANTES

 INSTANTES 


O camiño parece non ter fin,

serpentea arredor dun mar,

por veces calmo, por veces vil;

as flores ábrense xa en plenitude

deixándonos seu perfume sutil.


Unha lavandeira achégase a min,

salta, brinca, parece que baila…

Quen sabe o que nos quiere decir!...

Leva no bico un ramalliño gris. 

Unha sombra debuxa o seu perfil.


Dúas nubes loitan entre si, 

un fermosos arco desprégase febril

e o sol na auga fúndese por fin…


…E o tempo adormece no cantil

Será, tal vez, que chega Abril?


Bego

(29-Marzo-2023)

A CHAVE


 Camiñas pola mesma rúa pola que corría a túa infancia. Vas con certo temor, pero segura, feliz. Os portais,  hoxe renovados, case todos, conservan os seus números, aínda que  xa cada vez menos perceptibles. Os letreiros con grandes letras de formas imposibles,  impoñen o seu dominio de cores e luces rechamantes e fan cada vez máis difícil fixar os ollos nos nomes que apenas entendes xa.  Os recordos ábrense paso entre os edificios, sen tempo nen lugares para descansar o peso das lembranzas e dos anos. Xa non hai bancos para sentar o cansazo nestes días.

Así que segues camiñando e apertas forte a chave na túa man.

Pequenos comercios, que xunguidos pola maxia da ambición,  foron reconvertidos agora en grandes locais que ofertan toda clase de mercadorías.

Restaurantes de nomes suxerentes e case impronunciables que ofrecen pequenas delicatessen de comida oriental.

Unha tenda que mostra en todo o seu esplendor apetecibles queixos e embutidos moi elaborados, de todo  tipo. Pechas os ollos e os sabores de antes mestúranse na túa cabeza. Aseguras con forza a chave na túa man. 

E entras nunha cafetería, onde poder acompañar un café ou un chocolate cun boliño de leite para amortiguar a fame deste mediodía. E pensas que mereces un descanso. Sentas, miras a través do cristal e alí está… no centro da rúa, na outra aceira…O cine Alba. Volves premer a chave na man.

Cruzas para ver enfronte o que queda daquel cine de barrio, no que viches todas as películas da túa vida e no que descubriches o sabor dos primeiros bicos. Entras no vestíbulo; hai unha mesiña con folletos anunciando concertos para este mes,...Ergues e abres a man; a chave brila agora dunha maneira especial. A curiosidade aumenta e accedes ao seu interior. O teu cine é agora un gran restaurante no que destaca, ao fondo, un espazo convertido en escenario, no que aínda podes lembrar  a antiga pantalla do cine Alba.

Segues camiñando. Aquí o letreiro é diferente, case como ti o lembras… O herbolario, a tenda das herbas, dos plantas, dos remedios para toda clases de doenzas e de males, e non resistes a tentación. Empuñas a chave coa enerxía do té, do romeu, da menta… e…ao entrar,  comprobas que aínda segue sendo mulleres as que presiden un mostrador perdurable no tempo e nos recordos, con centos de caixas de madeira no fondo que tapizan todas as paredes do lugar e, das que escapan os aromas e arrecendos das maís diversas especies de follas, de flores, de herbas … E recuperas o cheiro a anís de antes, de sempre, que volve e enche todo o teu ser.    

Ao saír, so tés que camiñar uns metros máis e xa estás xa fronte ao portal…O número 11.

 E agora si, colles a chave con forza. A chave pola que miras. A chave pola que vés a vida de novo, a chave coa que abres esta porta que xa non é a mesma e que che permite entrar na casa, unha pequena casa que agora aínda vés moito máis pequena que antes.

Deitas os ollos nun pequeno espello, escurecido e raiado, que sobrevive pegado a unha cortina, confundido tal vez cun pequeno marco, no que ti, de nena, comtemplabas as fotos da túa vida.  Achegas os teus ollos ao extremo redondo da chave, o mesmo que che permite ver de novo naquel espello, agora xa moito máis grande da túa nenez.


Bego (15-Marzo-2023)

  

AS MANS ------- LOITO

AS MANS

Esas mans que che deron a vida…

As mans que te ergueron cando caías…

Esas mans que che curaron as feridas…

As mesmas mans que repousan agora ao teu lado…

Esas mans que amasan e fan fermentar o pan que comemos cada día.

As mans que acariñan o teu peito mentres durmes…

Esas mans que suplican a axuda debida…

As mans que te collen no colo para que non chores…

Esas mesmas mans, que tocan sen ser vistas.

As mans que cravan as unllas cando son feridas…

Esas mans que se defenden cando son agredidas…

As mans que entrelazamos nun compromiso aquel día.

Esas mesmas mans que hoxe se levantan e ameazan… 

Esas mans que frean os golpes…

As mesmas mans que escribiron mensaxes de amor un día

Esas mans que xa non reciben abrazos nas despedidas… 

As mans que se erguen para pedir xustiza!

Son as mesmas mans que erguemos hoxe, nun día no que queremos sentirnos fortemente xunguidas, plenas de enerxía para encher as rúas de berros e consignas…

o mesmo día en que mentres comemos, de fondo, oímos nas noticias que sete rapaces de14 anos, coas súas mans collen, arrastran, rodean e violan a unha nena de 11 nos aseos dun centro comercial…, pero eles son menores e, nas súas mans, non teñen a responsabilidade civil aínda…

E as mans, as nosas mans, que se erguen hoxe con pancartas e cartaces e lazos lilas… péchanse tamén de rabia e de impotencia neste día… 


LOITO


Naceu no ano da guerra, na primavera.  E foi a maior de 4 irmáns. Tres anos despois, chegou o neno e no espazo de outros cinco anos chegaron as dúas irmás.  

Daquela as fillas sabían desde moi nenas cal era o seu destino, pero as que nacían na aldea  debíanse a unha casa, a unha terra que traballar e a un irmán ao que había que encamiñar para levar unha familia. Elas, non, elas so terían que prepararse para, algun día, casar e ter fillos.. Sempre pensaba se ese sería o problema de “ser muller”.

  Pero no caso del non foi así. Ao chegar aos 9 anos anos, o rapaz enfermou, unhas febres, dixeron, e o médico confirmou o peor dos pronósticos, meninxite, e desde ese día, o coidado do pequeno e o seu cuarto convertéronse no no eixo ao redor do que xiraba a vida da familia. Foron días e noites ao pé do leito do neno, a mai e ela, a irmá maior. o pai era quen se ocupaba do traballo fóra da casa e as pequenas, aínda moi nenas para asistir ao neno, só entraban a velo cando estaba sosegado ou durmido. Un pequeno mundo comandado polas mulleres,que ademais tiñan que atender a casa e ao traballo que xeraban os animais que tiñan na corte.

  E o loito chegou moi cedo á aquela casa. A mai xa non o quitou no resto da súa vida e, elas, as nenas  tiveron que envolverse na cor negra desde aquela, polo menos durante un ano. 

Saían sempre coa mai e so o imprescindible para ir á horta, sachar, quitar herbas, regar ou apañar unhas patacas ou unha pouca verdua, para o xantar cando na primavera xa se anunciaba. 

Tamén eran elas as que ían lavar ao río. Gustáballes porque nese tempo podían remangarse, erguer un pouco saias,e baixar un pouco as medias antes de debruzarse no banco de madeira para  ir sacando a roupa da baldeta, ao empo que podían mostrar a súa pel ao sol ao remangarse.  Aquel ritual era como erguer os veos dos seus corpos, que sempre debían cubrir diante dos demais. O que máis lles gustaba  era lavar as  roupas das camas, especialmente as sabas, que eran tan brancas, que ao extendelas ao clareo do sol, iluminaban as súas caras creando un contrapunto luminoso cheo de vida e de luz fronte á cor escura das súas vestimentas.

Era un momento moi gozoso que prolongaban canto podían e enchían de salpicaduras, chapoteos, risas e berros e que remataba co regreso á casa coa roupa lavada e as súas saias enchoupadas. 

O loito duraba un ano enteiro para as nenas,e chegando o día da festa era aínda máis difícil de pasar. Os pasarrúas, o son das gaitas  nas alboradas, os fogos que anunciaban o día desde ben cedo, a chegada da música e da foliada, ás que elas non poderían ir. Era o son das campás que chamaban á misa, desde unha hora antes , o que facía que se vestisen amodiño, sabendo que xa pasaran sete meses da morte do irmán e un alivio era xa posible, así que xa poderían lucir aquela camisa gris que lles fixera a madriña, pero despois da misa, para a casa a preparar a mesa da Pascua para a familia, que iso si, xuntábase para xantar e, a pesar do loito,  convertía o día en algo especial para as nenas. Pero ser muler non era nada divertido. 

O ano pasou e, con el, o loito rigoroso, mais as mortes cada vez máis frecuentes pola forza do paso dos anos, fan  que cada vez haxa máis negrura na aldea e que as mulleres que aínda alí quedan non se despredan nunca dun loito que segue a ser o sinal de identidade de moitas delas. 

Ainda hoxe, e co paso dos anos, moitas mulleres,  siguen a levar o loito mentres viven, en forma de maridos, parellas,ou ex-parellas, case sempre homes, que berran, maltratan, matan, asesinan nenos e nenas como vinganza ou castigo ás mulleres que non se deixan someter. 

Ainda hoxe seguimos a levar o loito, sen querelo,  todos os días, polos centos, polos milleiros de mulleres que morren cada día por unha violencia que non acabamos de entender.

Ela naceu no ano de guerra e,  hoxendía e a pesares dunha vida longa e vivida de forma intensa,na que foron moitas as mortes e os loitos vividos, segue sen saber cal é o problema… Será ser muller???


Bego

(8-Marzo-2023)

O PARAÍSO

E CAMBIOU O CONTO...

 E CAMBIOU O CONTO…

Inés era a maior de tres irmás e, desde pequena, asumira de maneira natural o coidado das pequenas Xulia e Ana, especialmente cando os pais das nenas non estaban na casa.

Era neses días de inverno, nos que o frío mandaba, cando as nenas apenas saían da casa; aqueles días non tiñan escola, as nevaradas cobrarían as terras e os tellados das casas, e ela, a maior, gobernaba as demandas da casa e das súas irmáns, acostumadas xa ao xeito doce e agarimoso con que Inés lles enchía aqueles días curtos de luz, pero longos de horas. Os máis fríos do inverno na montaña. 

Faltaban poucos días para o Nadal… Inés sabía que para as nenas, aínda moito máis noviñas ca ela, todo era ilusión e sobresalto, ante a chegada dos doces que a irmá lles preparaba, contando sempre coa súa axuda, e tamén dos agasallos, que tarde ou cedo, habían de chegar. 

Os pais erguéranse aínda con noite. A nai xa estaba a acender a cociña e quencer a casa. O Manuel, o pai, veu pouco despois para a cociña, e mentres que a muller seguía teimando en prender a cociña, il foi facer a rapa, como el decía, que non era outra cousa que amañar un pouco as barbas e lavar a cara e as mans coa auga, fría coma o demo, daquelas mañas de invernía. Ela prefería facelo na cociña, coa auga xa quentiña do depósito da bilbaína.

  Tomaron unhas torradas de pan con aceite e unha cunca de leite, coma sempre, e, apenas empezaba a raiar o sol, calzaron as zocas, colleron a roupa de abrigo, enxugaron o carro e marcharon por leña á leira de Trascastro.   

  Deixaran as nenas durmindo, aínda que Inés, xa ben avisada pola nai das comenencias daquel día, xa quedaba desperta, pendente de que a calor fora enchendo a casa para se erguer dun chimpo, vestirse ás presas e comezar a leria diaria: preparar o almorzo das súas irmás, seguir atendendo de tizarlle á cociña para que o lume non esmorecese e pensar nas historias coas que ía entreter o tempo daquel longo día ata que chegaran de volta os pais.

O primeiro foi asegurarse de que a porta quedara ben pechada. Neses días oíra falar na cantina  de que alguén andaba rondando pola aldea; dicían que era un home novo cun fato ao lombo, e, aínda que non sabían de que entrara en ningunha casa, o medo, que é libre, xa correra polas casas. Botou o candado á porta e mentres fervía o leite, foi cortando pan de millo e esmigallándoo en cadansúa cunca. 

Quedaban xa poucos días para a Noiteboa e aínda que aquela noite fora especialmente fría, as nenas debecían por saír a xogar coa neve, que aínda que pouca, xa chegara a coallar nas beiras do tellado e no cimo da escaleira. Almorzaban á presa, pensando en botar un rato fóra, antes de que a pouca neve que quedaba se derretese. 

Mentres remexían nas últimas culleiradas nas papas, alguén petou na porta e forma insistente. Inés preguntou mais ninguén deu resposta de quen era, e as tres irmás decidiron permanecer en silencio para poder oir calquera ruído de fóra. Xulia achegouse á ventá da cociña, pero apenas puido ver unha figura, que lle pareceu de home, mentres na porta seguián a petar e petar con máis insistencia.

Por fin, Inés, colleu un dos paus que tiña para botar ao lume e decidida achegouse á porta. “Vou abrir, pero teño un pau na man”, e pensou: “Malo será, tres contra un” 

E abriu… O rapaz que apareceu frente a elas era un neno, ou así lles pareceu, quizáis algo maior ca elas; quería falar, pero case non era capaz de articular as palabras por máis que o tentaba; tiña manchas na cara, que poderían ser de sangue seco e os seus dedos,  enroxecidos e esaxeradamente delgados, asomaban nos estremos dunhas manoplas raídas. Traía unha bolsa grande colgada dun hombreiro e o seu naris pingaba constantemente.

-Ola, conseguiu balbucir.

-Ola, respostou Inés. Quen es? Non vives na aldea. De onde vés?

As preguntas agolpábanse por saír, ao tempo que as dúas irmás pequenas permanecían detrás dela. O rapaz, mentres tanto, seguía inmóvil e aterecido.

- Son Fiz, Fiz de Cotovelo. Vivo, ou mellor vivía na parroquia da Vide, do outro lado do río, e tal día coma hoxe hai un ano tiven un accidente; baixaba na bicicleta cara o cruce da estrada e de repente apareceu un coche, ningún dos dous fomos quen de frear  e levoume por diante. Pasei 20 días no hospital e, despois de moito pelexar por vivir, os médicos non puideron facer nada por min.

Inés,aínda que non o coñecía,  oira falar da morte do neno dos Cotovelo o ano pasado, que deixoi a aldea estremecida porque fóra así de golpe, dun momento para outro. Xa pasara moito tempo diso. 

E agora, vendo como estaba aquel rapaz, vendo que desvariaba e que parecía que ía esvaecer dun momento a outro, mandouno pasar, pero sen soltar o pau da man. Fiz seguiu relatando como dous meses atrás alguén mandou a súa ánima de volta “do outro lado”, co mandado de atopar algunha persoa na que poder encarnarse,  para poder “descansar” e deixar de andar polo mundo como “ánima en pena”

As tres irmás non se movían, non podían falar, enmudeceron, non sabían que facer ou que decir.  “Pobriño, anda perdidiño”, pensou Inés. E, mentres tanto, seguía teimando en que podía facer. Polo de pronto, púxolle unha cunca con leite e ofreceulle pan de millo que era o que tiñan para almorzar,  pediulle que sentase e deixase o saco e a zamarra na escano e que se achegase ao lume para quentarse. Colleu unha silla  e achegouse á cociña. As nenas non lle quitaban os ollosde de enriba e o rapaz sentía como ía pouco a pouco entrando en calor. 

Inés xa oíra falar  na casa das ánimas; era a súa avoa  quen máis sabía delas. Decía que viñan a buscar aos vivos para levalos con elas e así poder deixar de vagar polo mundo. Agora Inés seguía matinando en como facer. De súpeto, colleu unha folla da libreta e anotou nela todo que precisaba para aquel día.

Por fin, despois do almorzo que Fiz tomou con ansia, moi axiña, propúxolle facer algo para conseguir o que quería. Pediulle que fose á tenda que había no cruce coa estrada xeral e que lle trouxese os encargos que anotara naquel papel. Colleu un billete do bote onde a nai lle deixaba os cartos e deullo, non sen antes coller a súa bolsa e gardala nun baúl, para asegurarse ben de que voltaría.

Ao cabo dun cuarto de hora, Fiz estaba de volta cos encargos…. Inés colleu a bolsa, sacou os catro paquetiños e repartiu coas irmáns e con Fiz cadansúa bolsiña de agasallos. 

Despois de abrilos, as castañas, os figos, as noces as pasas…, e algunha que outra larpeirada encheu de risos e de ledicia a cara das nenas e por suposto tamén a cariña feliz e tranquila de Voz.

Nenas… hoxe como hai neve nas montañas do Courel, baixou a almorzar con nós Fiz, O APALPADOR. 

E xa che cambiou o conto…


Bego

(22-Febreiro-2023)


Claro de luna

- ¡Me tenéis frito!- grita el director de la orquesta.  El ensayo no fluye, pese a que empezaron a afinar los instrumentos recién estrenada ...