domingo, 14 de mayo de 2023

Hudini

El disgusto fue mayúsculo. Hudini, el gato de la abuela, lo había hecho otra vez. El tío félix y yo fuimos a buscarlo a la casa del general chopengüaher. Esta vez fuimos armados. El ama de llaves, una mujer bizca, nos dejó pasar sin moverse de la puerta y con una ceja levantada. 

Hudini era la viva imagen de un marqués en el sofá de piel . Frente a él una pajarera con colibríes, jilgueros y la última adquisición del general: dos cacatúas. 

Un loro de plumaje colorido y divertido les enseñaba español, mientras Hudini se relamía con los ojos. Interrumpió la clase para dirigirse a mí y al tío Félix.

- Ustedes dos salgan de mi vista si no, si no -dijo el loro dejando la amenaza temblando en el aire.

- Oscar -me dijo el tío Félix- dispare y empiece por el loro, que es el bufón del general, ¡un descarado!, yo le secundaré ¿a qué espera? 

Hudini se puso de pie y se pegó al cristal de la pajarera mientras estiraba sus patas y brazos como si fueran de plastilina, intentando protegerla a toda costa.

- No se les ocurra- gritó Hudini- ¡fuera, fuera, fueraaaa rufianes! 

- Hudini, ¿ cómo te atreves, insolente?¡ quítate del medio!- vociferó el tío Félix con postillas en sus rodillas.

 El rifirrafeno acabó de un plumazo con la entrada del general acompañado por la abuela, que nos cogió al tío Félix y a mí por las orejas. Hudini ronroneaba a paso ligero por si acaso.

Sonrisas mil

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Claro de luna

- ¡Me tenéis frito!- grita el director de la orquesta.  El ensayo no fluye, pese a que empezaron a afinar los instrumentos recién estrenada ...