Esas alas plásticas servían para volar. Cerré los ojos como paloma de Picasso y empecé a mover las alas. Una anciana me echaba migas en la hierba con margaritas. Después de comer eché a correr con mis patitas naranjas. Los niños me perseguían. Me disponía a alzar el vuelo, cuando sonaron las campanas en la plaza. Mejor lo aplazaba. Llegaba tarde a trabajar.
sonrisas mil
Nolis
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.