- ...y cien. Ahí voy-Su grito reverberó en el parque. Como si se tratara de un libro abierto apartó las manos de su cara. Le gritó al aire :"¿ estáis escondidos?". Entre risas empezó a buscar en los sitios habituales. Nada. Buscó de forma concienzuda: debajo de los bancos, detrás del álamo,por los alrededores del kiosco y en medio del seto de rosas. Nada. Su voz pasó de la risa al nerviosismo, y a los minutos a una angustia atroz "juan, lara ya está bien de bromas". Se hizo de noche, los faros del coche patrulla empezaron a pixelar la niebla como laca de peluquera . Al amanecer era un hecho: sus hijos se habían disipado como la niebla.
Nolis
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