Una rebanada de pan embadurnada con crema de cacao
dejaba manchones en la boca como una acuarela.
En el colegio la madre Amor impartía
sus clases de voleibol. Nosotras de chándal,
ella con hábito gris. El silbato blanco
colgaba de su cuello como una penitencia.
Ver que en la serie V los extraterrestres comían ratones vivos y
se rasgaban la piel de la cara como esdrújulas.
Reprimir la risa
en las líneas del cuaderno como colonia infantil.
Crecer en cada cumpleaños como una odisea.
Ruborizarse todavía con setenta años como una epopeya.
Buscarte en el espejo y
encontrarte en el reflejo como en el escondite.
Sonrisas mil
Nolis
Que bonito! Sonrisas nostálgicas esta vez
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