Cursillo de verano

Un grito silencioso se dibujó en la boca de Tíll. Una gota que hoy iniciaba el cursillo de "prácticas de lluvia". En otoño debía saber precipitarse desde su nube a tierra.

 - Tíll, puedes saltar- dijo el profesor Goterón. Una gota con lentes como lupas.

Tíll  alentada por las demás cursillistas apretó los ojos para deslizarse por el tobogán. Cayó al suelo de otra nube entre aplausos.

 La primera práctica terminaba cuando, una nube gorda y gris encima de sus cabezas, les hizo una faena ¡Se puso a llover!  Tíll se soltó de la mano de Tris, su compañero de cursillo, se precipitó a tierra, entre gritos, y quedó suspendida en la punta de una hoja de chopo. Las demás cayeron juntas formando un charco en el suelo.

《¿Ahora qué hago? 》, se dijo  y sus lágrimas cayeron en el charco. Una de las gotas (del charco) oyó sus sollozos, miró hacia arriba y  gritó su nombre

 -¿Tíll, eres tú? - preguntó Tris.

- Sí- contestó Tíll sorbiéndose los mocos.

- Tranquilaaa. Pon el paracaídas que repartió en clase el profesor Goterón - ordenó Tris

Tíll lo quitó de la mochila. Se lo puso.

- Muy bien Tíll, ahora pon las gafas de buceo - decía Tris con calma.

 Pero el sol, enemigo de las gotas, empezaba a moverse. Tíll notaba como acariciaba las moléculas de su cuerpo redondo.

- Tíll, acuérdate de la práctica: Da una zancada larga y con la mano derecha tira con un golpe seco de la anilla azul, cuando te diga listo ¿entendiste?- Gritaba Tris.

Tíll se alargó, y contestó con entusiasmo:  Valeee, sí.

En el charco Tris y el resto de las gotas hicieron un colchón salvavidas alargando sus brazos, por si acaso Tíll se aturullaba con el paracaídas.

- Ahoraa- vociferó Tris.

Tíll supo planear y cayó en el colchón mullido como nube de golosina. A salvo en el suelo repartió abrazos y con la emoción le dio un beso en la mejilla a Tris.

Tíll y Tris se miraron al fondo de sus mutuas gotas. Prometieron no perderse ni un ensayo después del susto.

Nolis