Lydia y Telmo se conocieron en una boda. Lo suyo fue amor a primera vista. Telmo, una mariquita roja con ocho puntitos y voz de poema, la enamoró. Lydia, una mariquita amarilla con apenas cuatro puntitos y olor a alegría sin colonia, lo enamoró.
Ambos vivían en el campo. Sí, en el rural separados por un río, donde la telefonía móvil e internet no funcionaban ni siquiera mal. Por esa razón, mientras los invitados celebraban la boda por todo lo alto. Ellos se adentraron en el bosque para planear la forma de comunicarse diariamente.
Fue al mismo tiempo que sus miradas se fijaron en un par de botellas plásticas allí abandonadas, entre los pinos casi centenarios.
Fue al mismo tiempo que en los dos nació la misma idea y ,cuando regresaron a casa cada uno llevaba una botella, para usarla como medio de transporte de sus mensajes de un lado a otro del río. ¡Ay, el amor!
Lo primero que hicieron al llegar a sus casas , que estaban la de Telmo en la parroquia" La Ceca"y la de Lydia en la parroquia " La Meca, fue sentarse a escribir su primer mensaje. Ella dibujó un poema de amor y él tuvo la misma idea.
A ninguno de los dos se le ocurrió cerrar su botella con un tapón, cuando la dejaron en el río. Después bajo el mismo manto de estrellas, ambos se quedaron mirando cómo la botella se movía hacia el otro lado del río¡ Ay, el amor!
En el tiempo que esperaron respuesta a sus mensajes su amor era tan fuerte que no aprendieron a llorar nada. Los mensajes de sus botellas no llegaron, porque, sencillamente, las botellas sin el tapón se llenaron de agua y se fueron directas al fondo del río. ¡Ay, el amor!
Al final la pareja se reencontró en verano en una nueva boda, la de los dos.Telmo de frac y sombrero de copa. Lydia vestida de novia con guantes de encaje hasta el codo, ¿Y sabéis dónde se celebró? Pues en el transbordador que unía el río de " la ceca" a " la meca" desde siempre, ¡ ay el amor!
Sonrisas mil
Nolis
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