sábado, 30 de marzo de 2024

 


HABLAR

Un hombre está arrodillado en un confesionario. Acaba de llegar a la ciudad, la meta de su camino. Lleva caminando días y días. Fuera de su casa, cansado, está confundido, como si su mundo se hubiera venido abajo. Se ha dejado crecer la barba, él que siempre ha ido bien afeitado. Sin embargo, sí se ha cortado el pelo. A él, que siempre ha ido bien peinado, su cabello largo ahora le molestaba. Por el contrario, la barba que le crecía, ahora le gustaba. Todo eran cambios.

El cambio físico es indudable también en su cuerpo. Está más delgado, es más ágil, parece más atlético. ¡Lógico, ha caminado tanto! Ha sufrido contra el viento, la lluvia y la soledad.

Arrodillado ahora, antes ha estado un buen rato sentado en un banco, en la nave central de la inmensa catedral. Se ha quedado allí mirando la luz que entra por las ventanas, a través de los cristales de los laterales. Y se ha puesto a pensar en silencio. Le han asaltado las ideas, los pensamientos, las emociones. Y no ha podido quedarse quieto. Necesita hablar, contar, expresar. Mira a su alrededor, no hay nadie a quien pueda confesar lo que siente. No conoce a nadie aquí, es un recién llegado, ningún rostro de los que pasan cerca le resulta conocido.

Buscando una mirada cómplice, ve el confesionario libre y no puede resistirse, se lanza a él. Tan rápido que tropieza con el banco. Ahora que cree ver iluminado el pequeño hueco en el interior tras la celosía, no se le escapará la oportunidad de hablarle a quien esté al otro lado, seguro de que su oyente le escuchará con atención. No le quedará más remedio. Se arrodillará y empezará a contar, sin pedir permiso.

Arrodillado, ¿qué quiere decir? ¿Qué necesita contar? No es nada en concreto, nada importante, nada en particular. Ni grandes pecados, ni, por supuesto, delitos, ni tampoco pequeñas faltas. Sólo quiere ser escuchado. Quiere que alguien le dedique toda su atención, encontrarse con alguien que esté dispuesto a comprenderle.

El hombre habla y habla. Cuenta lo que le ha pasado todos estos días, mientras caminaba. Cuenta acerca de la gente que se ha encontrado, las conversaciones que ha tenido, la sorpresa que se ha llevado al oírse a sí mismo decir a un extraño ciertas cosas. Ha hablado, sin querer, de felicidad perdida, de deseos frustrados. Se lo ha dicho a otros cuando, antes, nunca se había parado ni siquiera a pensar en ello.

Pero ¿qué quiere realmente? ¿Qué es lo que quiere ahora, ahora que ya ha hablado? No ayer, ni hace un mes, o un año. ¿Qué quiere realmente?

“Quiero que me escuchen, por eso hablo. Perdona, señor, mis pecados. Adiós”

El hombre se levanta. Le sorprende el silencio desde el otro lado de la rejilla. ¿No hay absolución? De pie, se fija en el cartel.

Cerrado. Confesiones a partir de las 7.

Son las seis y media. Parece que nadie le ha escuchado. Y entonces, ¿con quién ha hablado tanto? ¿Quién ha oído sus palabras? No puede creerlo. Porque, mientras hablaba, le parecía que, alguien, desde lo lejos, desde la oscuridad que ahora ve en el interior del cuerpo de madera, asentía a todo lo que él iba diciendo.

¿Habló, entonces, con Dios? No, sin duda, no cree que sea eso. Dios no estará ahí para oír sus batallitas. El hombre se dio cuenta de repente: habló consigo mismo.

El hombre sale a la calle. La tarde se ha iluminado, el sol ha salido de entre las nubes. La lluvia ha parado y la luz reina ahora. Tiene toda la tarde por delante para respirar un poco al aire libre. Paseará por las calles, mirará las casas antiguas, las ventanas con balcones, los …

-Pero, qué caray, mira quien viene hacia aquí

-¡Hola!

-Hola. ¡Has llegado!

-Sí, conseguí llegar. Creía que no, pero sí, he llegado.

-Yo he entrado ya en la catedral. Yo, ¡totalmente un demonio! ¡Hasta me he confesado… sin un cura!

-¡Ja! Yo voy a entrar ahora. Salgo en un momento. Espérame. Que salgo y hablamos. ¡Tengo tanto que contarte!

-Sí. Hablamos.

miércoles, 6 de marzo de 2024

El don de la creatividad


 En las vacaciones de carnavales Áfrika recluta en la cocina a su marido y sus dos hijos. Hacen falta manos para estirar y freir orejas. El día anterior ella amasó con energía.

 A los niños les pide que estiren muy muy despacito con las puntas de los dedos ¡para que no se rompan! Áfrika sabe que las romperán y las moldearán como hacen con la plastilina de clase para que sean rosquillas

Su marido y ella están a lo que hay que estar y sin mirarse a los ojos. Y sin mirarse. 

Él " estilo Arguiñano" con el mandil atado hacia adelante y un paño enganchado. 

El olor de la piel de la naranja moviéndose en el aceite les indica que es hora de freir. 

Los niños moldean rosquillas entre risas como si les hiciera cosquillas la masa en las manos, mientras su padre parece un artista modelando la masa dentro de la sartén con los tenedores, para darles forma de oreja. África, a medida que su marido las fríe, las pone sobre un papel absorbente con cuidado de que no se rompan. Se turnan. Ahora es ella quien fríe.

Áfrika y su marido siguen atentos a lo que tienen que estar, sin mirarse a los ojos. Pero la atracción se palpa a pesar del sonido del extractor. 

En toda la cocina se mezclan los olores de las orejas recién hechas: anís, ralladura de limón, mantequilla y las risas de los niños...

Áfrika y su marido terminadas las orejas mandan a sus hijos con una bandeja de ellas a la salita de estar donde están los abuelos. Y los niños se van en una ardua discusión sobre quién hizo las rosquillas mejor y más redondas reclamando la atención del abuelo.

 Áfrika y su marido están solos, ¡se cruzan las miradas por fin! Me van a concebir a mí. A su tercera hija. Mi padre quita la cinta roja que atrapa el pelo impetuoso de mi madre de gruesos labios y cuerpo redondo. Mi padre, de barba castaña y ojos claros, se desata el mandil. 

Un torbellino apremia las manos expertas de ambos. El suelo se cubres de prendas.


"¡Pero bueenooo! Alguien se acerca por el pasillo en el momento crucial en el que mis padres están a lo que tienen que estar. Mi futura vida está en peligro y no puedo gritar ni hacer algo como cruzar los dedos o rezar". Es la voz de mis futuros hermanos la que interrumpe los pasos de mi futura abuela al gritarle: el abuelo dice que las rosquillas de los dos están perfectas ven tú a decidir, abuela". 

Obvia decir que a los nueve meses de aquel día creativo nací yo.

Sonrisas mil

Nolis

viernes, 1 de marzo de 2024

Mi Personaje querido


 Mi personaje es La Lectura. Con peinado a 100 r.p.m. y vestido de vuelo adornado con muchas mariposas.

La Lectura fue al colegio a aprender las letras en una cartilla de color verde. La letra A tenía una araña dibujada. La letra e el dibujo de un elefante, la i el dibujo de una iglesia, con la o el de un oso y con la u la uva. 

La Lectura lleva los brazos desnudos y preparados para acercarse al libro, la tablet o el ebook a la altura de los ojos 

Sus padres, cuando La Lectura era pequeña, le leían cuentos como la cenicienta, el rey Midas, el soldadito de plomo. Ella recuerda el cuento del gato con botas, regalo de su abuela, cuando enfermó de paperas, y el cuento de la pequeña lulú, que contaba la historia de una niña con dos coletas morenas que dirigía el tráfico en una ciudad pequeña, con un silbato reluciente y blanco. Y los tebeos de Tom Sawyer que su madre le compraba por no llorar, cuando le ponían inyecciones.

Cuando La Lectura supo leer bien, empezó a escribir a lápiz primero, si se equivocaba borraba con una goma Milan que no dejaba marcas en la hoja de la libreta. Después con bolígrafo y tuvo temporadas en que usó pluma.

Se hizo mayor y empezó a leer libros románticos y portaba como complemento un pañuelo de tela, por si acaso. ¡Ah!, se me olvidaba decir que cuando acaba de leer un libro suspira igual que los gajos de las mandarinas. Hoy por hoy se puede decir que ya leyó de todo; por lo que su amigo Diccionario la animó a participar en un taller de escritura creativa. A Lectura le está gustando tanto ir a clase como disfrutar de los días de primavera y verano juntos.

Sonrisas mil.

Nolis










Claro de luna

- ¡Me tenéis frito!- grita el director de la orquesta.  El ensayo no fluye, pese a que empezaron a afinar los instrumentos recién estrenada ...